Luna cumplió 17 años

Como parte del regalo le monté una fiesta sorpresa en jueves. Por mucho que ella "sospechase" que sus amigos le tendrían algo preparado ella creía que sería el viernes por el tema de que al día siguiente no había clase. Conspiré con sus dos mejores amigas para que vinieran, a escondidas, a comer a casa (yo me pedí el día libre para preparar todo) y luego, cuando no contara con más sorpresas a la hora de la merienda aparecerían el resto de los amigos. 

Su color favorito es el azul así que compré la vajilla de plástico en ese color. Vasos, cubiertos, boles... Usé un bote enorme de espárragos para las nubes y para el resto de las chuches de gominola cogí unas copas de servir helado.



Para decorar la mesa utilicé un mantel de hule azul con lunares sobre los que dispuse un par de stands de cupcakes de cuadros en blanco/rosa y flores en rosa/azul.



  Le hice algunos adornos de papel... guirnaldas de corazones, banderines con papel de regalo de flores con un diseño y colores muy parecidos a los stands. Utilicé bolsas de Primark para hacer los corazones que después pinté de azul y también usé las bolsas para hacer las bases de los banderines, ayudándome con una de mis tijeras decorativas.







En un rincón flores pompón de papel de seda de colores alegres 


 Pinté unas velas grandes con el número 17 e hice unos "candelabros" para ponerlas forrando algunas tapas de bote de diferente tamaño con servilletas. Puse varias capas de papel, con arrugas para que no se notara cual era la base y luego hice dos montones para que quedaran a diferente altura y dejé en la base unas flores.





Compré un album de páginas de cartulina negra en el que puse la foto de los asistentes en  b/n para que se la dedicaran con el bonito tono azul de un rotulador de tiza.










También aproveché para hacer por primera vez cupcakes con el libro de recetas de Alma Obregón. 


Elegí los Red Velvet (que yo converti en Blue Velvet) y los de tarta de zanahoria ambos cubiertos con frosting de queso teñido de color turquesa. De sabor estaban buenísimos, sobretodo los segundos, con sus nueces, pasas y sabor a canela. Para llevar la contraria los buenos tenían peor color ya que la canela y el resto de ingredientes influyeron en la mezcla haciendo que el turquesa se oscureciera y acabara en un tono verde espinaca. 



 Y para terminar de endulzar esta merienda tuvimos de postre helado de menta y de vainilla, vamos, que se fueron con el azúcar disparado. 


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